sábado, 21 de noviembre de 2009

El Papel De Los Agentes En La Ciencia

Por: Angus Menuge

1. Agentes.
Los seres humanos habitualmente se ven a sí mismos como agentes. Un agente es un individuo con motivaciones que justifican su comportamiento. Los agentes tienen objetivos (cosas que desean) y tienen una conducta dirigida a lograr tales objetivos. Por esta razón, Hans, un originario de Wisconsin, coloca su escalera bajo el techo porque piensa que sus canalones están obstruidos y desea prevenir cualquier daño en ellos debido al hielo. Todo esto es parte de la auto-comprensión intuitiva llamada psicología común.

2. Materialismo científico.
La idea misma de los agentes es problemática para el materialismo científico. De acuerdo con el materialismo científico, todo puede ser explicado por el comportamiento no dirigido de la materia. Un evento puede ocurrir como resultado de una regularidad legal, o debido al azar, o debido a la combinación de una ley y el azar, pero si la materia es lo único que hay, y la materia no tiene objetivos, entonces la apariencia de un comportamiento dirigido por un objetivo es difícil de explicar para el materialismo científico. Algunos materialistas, como Paul y Patricia Churchland creen que los agentes son incompatibles con el materialismo, y deben ser eliminados en favor de las categorías materialistas de la neurofisiología. Esta estrategia es el materialismo eliminativo. Otros materialistas, como Daniel Dennett, Fred Dretske, y Jerry Fodor, ven a los agentes como cruciales para nuestra auto comprensión como seres racionales, pero esperan demostrar que pueden surgir naturalmente a partir de categorías materialistas. A esta estrategia se le llama el naturalismo de lo mental.

3. Materialismo eliminativo.
De acuerdo con los Churchland, la psicología común, con su discurso sobre los objetivos y propósitos, creencias y deseos, es simplemente el último vestigio de un punto de vista pre-científico ya desplazado por los avances del materialismo científico. Las leyes de la física no mencionan los "objetivos" de los cuerpos celestiales. Darwin, se dice, eliminó la necesidad de hablar de un diseñador de organismos vivos inteligentes. La última frontera a conquistar es la mente humana.

Para los Churchland, no hay tal cosa como creencias y deseos. Las creencias y deseos deben desaparecer porque poseen intencionalidad. A diferencia de las entidades materiales, las creencias y los deseos incluyen pensamientos sobre algo con un contenido proposicional, tal como la creencia de que los precios del combustible han subido o el deseo de que los precios del combustible se reduzcan. Los pensamientos pueden ser verdaderos o falsos, pueden carecer de un objeto real (como la creencia en los duendes) y pueden juntamente proveer un motivo para la acción, como comprar un automóvil híbrido. En contraste, los eventos materiales ocurren o no ocurren (pero no pueden ser ciertos o falsos); sólo pueden permanecer en relaciones causales con otros eventos materiales (de modo que no apuntan a objetos no existentes), y aunque pueden producir un comportamiento, no le dan a ningún agente una razón para hacerlo.

Los Churchland sostienen que el camino a transitar está indicado por los avances en las ciencias del cerebro. Aquí, el conocimiento se reduce a las transformaciones de los patrones de actividad neuronal. Estos patrones no se parecen en nada a contenidos proposicionales, ni existe nada análogo a los motivos de un agente para actuar. Desde su perspectiva, la psicología común parece redundante. Sin embargo, existen un número de razones importantes para rechazar el materialismo eliminativo.

Primero, existe el problema de abstracción. Los patrones de activación neuronal pueden explicar movimientos corporales específicos, pero no capturan la especificación abstracta de las acciones humanas. Consideremos la acción de saludar. Uno puede saludar a alguien con palabras habladas, una sonrisa, agitar una mano, estrechar la mano, abrazar y/o besar, una tarjeta, un mensaje electrónico, un cartel aéreo, etc. Debido a que cada método requiere diferentes conductas, cada uno requiere un conjunto de patrones de activación neuronal para explicarlo. Pero esto omite identificar lo que todos los comportamientos tienen en común, el hecho de que todas son acciones de saludar. En contraste, la psicología común puede aludir a un deseo común o a una intención por saludar. Las categorías de la psicología común están en el nivel correcto para evaluar las acciones, y no meramente los movimientos específicos.

Segundo, existe el problema de subjetividad. Las transiciones de activación neuronal son completamente impersonales y no involucran en ninguna manera el punto de vista. Pero no hay duda que existen sujetos, individuos con distintos puntos de vista. Esto siempre ha sido reconocido por la psicología común, ya que intenta dar razones personales que justifiquen las acciones de los agentes. Jack no abre (en el último de los casos) el refrigerador por que Jill piense que contiene una cerveza. Nótese que no ayuda al eliminativista aludir que los puntos de vista son ilusorios, ya que sólo algo con un punto de vista puede estar sujeto a una ilusión.

Tercero, existe el problema de robustez. El eliminativista argumenta que la psicología común guarda silencio acerca de la psicología anormal, de modo que probablemente sea una teoría falsa, lista a ser desplazada. Pero cuando la psicología común se extinga, así lo hará su ontología de creencias y deseos. Sin embargo, como toda disciplina normativa, la psicología común ya no es más refutada por la psicología anormal que lo que la lógica clásica es refutada por el razonamiento falaz. Y, aun si se demostrara la falsedad de la psicología común, eso no desacreditaría su ontología de creencias y deseos. En una ocasión, los físicos comunes supusieron que los pesos eran intrínsecos, propiedades constantes de los cuerpos. El descubrimiento de que el peso es una relación que varía con la gravedad muestra que la concepción común del peso necesitaba una reforma. Sin embargo, nadie concluyó que el peso no existía. Dado el intrincado estado de los conceptos de creencia y deseo en nuestro auto comprensión como seres racionales, parece mucho más viable que las fallas empíricas de la psicología común provocaran una concepción reformada, en lugar de la eliminación, de su ontología.

Finalmente, existe el problema de la coherencia. Paul Churchland nunca proporcionó una explicación coherente de lo que significaría abandonar la psicología común. Él no puede describirlo como rechazar la psicología común y aceptar el reemplazo neural, debido a que la idea total del rechazo racional y la aceptación son parte de la psicología común. Más fundamentalmente, el eliminativismo merma la racionalidad de la ciencia por que elimina cualquier elemento que pudiera ser considerado como la justificación para las acciones del científico. Si no hay estados intencionales, entonces el científico no diseña literalmente sus experimentos, analiza sus datos, infiere conclusiones y considera teorías alternativas. Pero no hay razón para decir que la práctica científica sea racional. Aunque el materialismo científico proclama que la ciencia provee la justificación para ser materialista, el materialismo mengua la idea misma de tener un motivo para hacer cualquier cosa. Cualquier punto de vista capaz de defender la racionalidad de la ciencia debe permitir también que los científicos tengan razones identificables. Ya que permite causas inteligentes y dirigidas hacia un objetivo como parte de su naturaleza, el Diseño Inteligente está en la posición adecuada para hacer esto.

4. El Naturalismo de lo Mental.
Aún entre los materialistas, el eliminativismo es impopular. La mayoría de los materialistas creen en el naturalismo de lo mental: La intencionalidad y otras categorías de la problemática mental son reales, pero pueden ser expuestas como compatibles con el materialismo. Hay dos problemas principales con este proyecto: (1) Hay buenas razones para pensar que los agentes no pueden ser comprendidos en términos puramente materialistas; (2) Si los agentes humanos son declarados parte de la naturaleza, entonces el naturalismo ha abandonado el materialismo al permitir la existencia de la causa dirigida, y en ese caso, ya no puede excluir la posibilidad de que exista un agente no humano (y posiblemente divino) activo en la naturaleza.

4.1. La falla del naturalismo.
Anteriormente, los naturalistas se opusieron a la Teoría de La Identidad, de acuerdo con los tipos de estados mentales que pueden ser identificados con tipos de estados cerebrales. Por lo tanto, tal vez todos los estados de dolor son disparos de las fibras-C. La teoría no se sustentó, debido a que un estudio empírico del cerebro reveló diferencias estructurales importantes entre los cerebros de las criaturas que sienten dolor. No existe una similitud neural interesante entre todas y sólo las criaturas que sienten dolor. Sin embargo, existen causas físicas características del dolor y respuestas características al dolor, entre las diversas criaturas. De modo que el funcionalismo sugiere que el dolor, y todos los demás estados mentales, son estados con el papel funcional de mediar causas y efectos característicos. Ya que el mismo papel causal puede ser físicamente generado de diferentes maneras (como una ratonera puede ser construida de diferentes formas), la objeción a la teoría de la identidad fue evadida.

Pero el funcionalismo tiene numerosos problemas en sí mismo. Es más fundamental el problema de dar una explicación materialista ilustrativa de las funciones. Las funciones pueden ser entendidas de manera no teleológica, como mapas formales entre elementos, o teleológicamente, como contribuyentes a los objetivos de un sistema.

En el caso no teleológico, no se explican características cruciales de lo mental. Los mapas impersonales no explican la experiencia subjetiva de estar en un estado mental tal como el dolor. La teoría funcionalista puede permanecer íntegra para algunas criaturas que desarrollan la conducta adecuada pero que no experimentaron dolor. El funcionalismo puede quedar satisfecho sólo en un mundo de zombis. Más aún, los mapas entre elementos físicos no exhiben intencionalidad (no son acerca de nada). Por ejemplo, una computadora puede realizar un mapa de preguntas sobre el béisbol y conectarlas con las respuestas correctas usando una base de datos adecuada. Entonces cumpliría el requisito funcionalista de "entender" el béisbol, aunque la computadora no tenga conceptos del béisbol y el resultado de las preguntas sea sólo una forma de correspondencia entre elementos no interpretados. Y finalmente, los mapas impersonales no explican los motivos personales de un agente para accionar.

Por otro lado, si las funciones fueran analizadas teleológicamente, el naturalismo podría ocuparse de la mente, pero sólo concediendo que la causa dirigida sea parte de la naturaleza. Aunque esto contradice directamente al materialismo. Por ello, o este funcionalismo es incapaz de naturalizar características importantes de lo mental, o lo hace abandonando el materialismo.

Como una alternativa ingeniosa, Dennett propone que esto puede ser explicado completamente por la "Madre Naturaleza" o la selección natural. Dennett piensa que la Madre Naturaleza tiene una "intencionalidad" de bajo nivel, en la que toma "decisiones" que mejor sirven a los organismos. Pero no hay buenas razones para aceptar esto. La selección natural no tiene razones para estas "decisiones" y no tiene objetivos, sólo seleccionar en base al desempeño pasado. Como lo he argumentado en detalle en otro lugar , Dennett fluctúa entre una Madre Naturaleza auténticamente materialista, que no ofrece explicación para la intencionalidad y una Madre Naturaleza mitológica, que posee características inteligentes incompatibles con el materialismo.

4.2. La legitimidad del DI como ciencia.
El segundo problema del naturalismo es que si hay tan sólo un caso (el humano) en el que la evidencia muestre que los agentes sean una característica irreducible de la realidad, entonces el naturalismo es falso y los agentes son una categoría causal legitima de la explicación científica. Pero entonces la cuestión de que si los agentes son evidentes en cualquier otro lugar de la naturaleza, sólo puede ser aclarada empíricamente. Concedida la realidad de irreductibilidad de los agentes y la existencia de un criterio riguroso para detectar sus efectos, sólo los datos empíricos pueden decidir si el diseño es manifiesto en la biología, cosmología o en cualquier otra parte. Por tanto, el Diseño Inteligente es manifiestamente un programa legítimo de investigación científica.

Conclusión.
La existencia de los agentes es el tendón de Aquiles del materialismo científico. Si el materialista elimina a los agentes, merma la racionalidad de la ciencia. Pero los agentes no pueden ser definidos a categorías materialistas. Así, si buscamos preservar la racionalidad de la ciencia y seguir la evidencia a donde quiera que ésta nos lleve, debemos concluir que los agentes son una categoría causal irreducible. Y ése es precisamente el argumento del Diseño Inteligente.

--
Nota:
Biosketch: Angus J. L. Menuge es Profesor de Filosofía en la Universidad Concordia Wisconsin y Director Asociado del Instituto Cranach . Su grado de licenciatura es de la Universidad de Warwick y su Doctorado de la Universidad de Wisconsin-Madison. Menuge ha escrito artículos acerca del Diseño Inteligente, Filosofía de la Mente y apologética, es autor de Agents Under Fire: Materialism and the Rationality of Science (Rowman y Littlefield, 2004), y editor de C. S. Lewis: Lightbearer in the Shadowlands (Crossway, 1997), Christ and Culture in Dialogue (Concordia Academic Press, 1999) y Reading God's World: The Vocation of Scientist (Concordia Publishing House, 2004).

--
Fuente:
Ciencia Alternativa

No hay comentarios:

Publicar un comentario