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El Manifesto
Por: EDUARDO ARROYO
¿Qué es el Diseño Inteligente? La teoría del Diseño Inteligente se gestó dentro de los entornos críticos con la teoría de la evolución durante los años 80. La primera gran contribución al desarrollo del Diseño Inteligente vino de la mano de Michael Denton, un bioquímico australiano, investigador titular de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda. En sus dos obras principales: Evolution: a theory in crisis y Nature’s destiny, planteaba la idea de que la complejidad del mundo natural no podía ser explicada mediante la acumulación de cambios aleatorios. Sobre todo en su segundo trabajo, Denton afirmaba que nuestro entorno natural parecía estar “diseñado” expresamente para albergar la vida.
Más allá de Darwin
Una segunda e importante contribución, a principios de los 90, fue la del abogado Philip E. Johnson, considerado uno de los padres fundadores del Diseño inteligente, que en 1991 publicó su trascendental obraDarwin on trial (Juicio a Darwin, University of Berkeley, California), una obra que pretendía constituirse en refutación general del naturalismo filosófico, del cual, según él, la teoría de la evolución no era más que una reformulación. La refutación de Johnson en general no es esencialmente diferente de la de Denton, pero, a lo largo de sus páginas, Johnson introducía por primera vez el concepto de “Diseño Inteligente”. Sin embargo, no fue hasta la segunda mitad de la década de los noventa cuando aparecieron dos trabajos seminales, que son a fecha de hoy el fundamento de la crítica del Diseño Inteligente a la teoría de la evolución.
Según el profesor de bioquímica de la Universidad de Lehigh, Pennsylvania, Michael J. Behe, en su obra Darwin’s Black Box: the biochemical challenge to evolution (La caja negra de Darwin: el desafío bioquímico a la evolución, The Free Press, New York, 1996), en la naturaleza existen sistemas tan complejos que no pueden explicarse por la acumulación gradual de pequeña mutaciones aleatorias. Algunos de ellos requieren una estructura mínima para ser funcionales. Es lo que Behe denomina sistemas “irreduciblemente complejos”: si a una trampa para ratones le quitamos la pequeña varilla que contiene el muelle que finalmente disparará la trampa, deja de ser funcional y se transforma en algo inservible. Es decir, la estructura básica de una trampa para ratones funcional es un sistema irreduciblemente complejo, que no puede disminuir su complejidad sin perder su función. La célula es un sistema biológico de base bioquímica que es irreduciblemente complejo y que contiene a su vez múltiples subsistemas irreduciblemente complejos, como el flagelo o la cadena bioquímica de coagulación. Es ,en definitiva, algo que Charles Darwin, por las limitaciones técnicas de su época, no pudo observar en detalle, tal y como sí que puede hacerse hoy, y por eso Behe dice que la célula es la “caja negra” de Darwin.
Behe afirma que estos sistemas irreduciblemente complejos se explican mejor por la acción de un agente inteligente externo que por la acción de un proceso no dirigido como la selección natural.
Una explicación científica
Escasamente dos años después del trabajo de Behe, en septiembre de 1998, el matemático de la Universidad de Baylor, William A. Dembski, publicó su trabajo The design inference (La inferencia de diseño, Cambridge University Press, 1998) dentro de la colección, editada por la Universidad de Cambridge, titulada Cambridge Studies in Probability, Induction and Decision Theory. La obra de Dembski responde a la pregunta de cómo podemos identificar un suceso ocasionado por una causa inteligente y distinguirlo de uno ocasionado por causas naturales no dirigidas. En otras palabras, si carecemos de una teoría causal, ¿cómo podemos determinar si actuó o no una causa inteligente?
La respuesta que da Dembski es en realidad una filosofía de la probabilidad. En su libro Dembski introduce lo que él denomina el “filtro explicativo”, es decir, un método por el cual el azar es descartado cuando un suceso altamente improbable se ajusta a un patrón discernible, que se da independientemente del evento en sí. Según Dembski, un patrón se da independientemente de un suceso si podemos formular ese patrón sin información del suceso en sí.
Dembski denomina probabilidad “específica” a la probabilidad concomitante con un patrón determinado, y formula en consecuencia la Ley de las Pequeñas Probabilidades: un suceso específico de baja probabilidad no sucede por azar. Según Dembski, este concepto es útil a la hora de detectar diseño y por tanto resulta de utilidad en múltiples campos, como las ciencias forenses, la investigación policial o del fraude en los seguros, los criptógrafos, los investigadores del programa de búsqueda de inteligencia extraterrestres, y también para los teólogos que afirman que la fina regulación del universo busca posibilitar la vida humana.
Para Dembski, el “diseño” quiere decir que no hay “ni regularidad ni azar”. Si encontramos algo que no podemos explicarnos aplicando una ley natural, y que tampoco tiene sentido explicar como mero producto del azar, entonces eso debe obedecer al “diseño”. Decir que algo está “diseñado” equivale a decir que exhibe un cierto tipo de patrón, de manera que Dembski propone un proceso de tres pasos para ir desde el “diseño” hasta el “diseñador inteligente”: actualización, exclusión y especificación. En uno de sus primeros artículos tituladoCiencia y diseño, publicado en 1998, Dembski lo explica así:
“¿Qué significa que un patrón es adecuado para inferir un diseño? Esto no ocurre con cualquier patrón. Algunos patrones pueden emplearse con justicia para inferir diseño mientras que otros no lo hacen. Es fácil aquí ver la idea básica. Supongamos que un arquero se encuentra a 50 metros de una gran pared, con el arco y las flechas en su mano. La pared digamos que es lo suficientemente grande como para que el arquero irremediablemente acierte. Supongamos ahora que cada vez que el arquero dispara una flecha, pinta un círculo en torno a la flecha de manera que ésta queda en el centro. ¿Qué puede concluirse de esta situación? Respecto a la puntería del arquero, absolutamente nada. Sí, aparecerá un patrón, pero este patrón surge sólo después de que la flecha haya sido lanzada. El patrón es puramente circunstancial.
Pero supongamos que el arquero pinta un blanco fijo en la pared y entonces le dispara. Supongamos que el arquero lanza cien flechas y cada vez hace un blanco perfecto. ¿Qué puede concluirse de ésta situación? Frente a esta segunda situación estamos obligados a inferir que nos encontramos ante un arquero de nivel mundial, uno de cuyos tiros no puede explicarse con justicia por azar, sino más bien por la habilidad del arquero y su destreza. La habilidad y la destreza son lógicamente ejemplos de diseño.”
En general, la obra de Dembski concluye que la vida misma es un suceso altamente improbable, que se ajusta a un patrón discernible y que sirve por sí misma como evidencia del Diseño Inteligente.
Esto no es “creacionismo”
Resulta necesario subrayar, contra lo que se ha dicho en múltiples ocasiones, que la teoría del Diseño Inteligente no es “creacionismo”, sino simplemente un esfuerzo para detectar empíricamente si el “diseño aparente” que se ve en la naturaleza, admitido virtualmente por todos los biólogos, es en verdad diseño (el producto de una causa inteligente) o simplemente el producto de un proceso no direccionado, como la selección natural, actuando sobre variaciones aleatorias. El creacionismo está enfocado a la defensa de una interpretación literal del relato del Génesis, incluyendo la creación de la tierra por el Dios Bíblico hace unos cuantos miles de años. A diferencia del creacionismo, la teoría científica del Diseño Inteligente es agnóstica con respecto a la fuente del diseño y no pretende defender la literalidad del Génesis, la Biblia o cualquier otro texto sagrado. Los críticos honestos del Diseño Inteligente reconocen la diferencia entre éste y el creacionismo. Así, el historiador de la ciencia de la Universidad de Wisconsin Ronald Numbers es un crítico del Diseño Inteligente, pero está “de acuerdo en que la etiqueta creacionista es imprecisa cuando se refiere al movimiento por el Diseño Inteligente”. Esta imprecisión en el lenguaje, a cuenta de autores que en otros campos hilan realmente muy fino, evidencia una estrategia retórica de los darwinistas que desean deslegitimar la teoría del diseño sin darle mérito alguno. En palabras del propio Numbers “es la vía más sencilla de desacreditar al Diseño Inteligente” (Richard Ostling, Associated Press, 14 Marzo 2002.)
Pese a que el Diseño Inteligente no está comprometido con ninguna literalidad de los textos religiosos ni tampoco con la defensa de un credo específico, ha conseguido reintroducir de nuevo la teleología en la ciencia, abriendo así las puertas a la presencia del Dios creador. Además, ha conseguido arrojar la duda sospechosa acerca de la presunta base fáctica de la visión materialista de la naturaleza, algo que muchos dan como un presupuesto demostrado. Son éstos dos crímenes difícilmente perdonables por los muchos sectarios que pululan por el mundo de las ideas. A pesar de ello, hoy la teoría del Diseño Inteligente afirma cada vez más su poderío en los escritos de multitud de científicos, principalmente norteamericanos, y en la red de contactos tejida por elDiscovery Institute, a través de sus oficinas centrales en Seattle y en Washington D.C.
Por todo ello, el conocimiento del Diseño Inteligente es una de las grandes aventuras intelectuales del siglo XXI, algo que, en definitiva, todo aquel que manifieste una mínima curiosidad intelectual no podrá dejar de conocer.
En base a estas consideraciones, el Hombre-homo sapiens es producido por la evolución del mono o generado como un producto completo???, sin menospreciar la posibilidad de haber sido un arregló genético en el ADN del mono.
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